Noé Ramón
María José Pérez Andreu, compañera del escritor Rafael Arozarena autor de Mararía el libro más vendido y leído en Canarias, ha quedado satisfecha con el resultado final del cómic elaborado por el dibujante Eduardo González, presentado el miércoles por la tarde en el Aula de Cultura de El Corte Inglés. En el acto estuvo presente el autor, la propietaria de los derechos de la novela y el presidente de la Fundación Canaria Cine + Cómics, Francisco Pomares, quien anunció que se realizará una exposición itinerante por todas las Islas basada en el cómic. El objetivo principal es conseguir que la novela sea aún más conocida entre los canarios.
Pérez Andreu situó el origen de la iniciativa cuando en plena pandemia oyó a Pomares hablar en la radio sobre la creación de la cátedra Moebius en la Universidad de La Laguna (ULL) y cómo se refería a la posibilidad de que algunas obras literarias se trasladasen al mundo de las viñetas. Admite que cuando le planteó la idea, Pomares en principio mostró su asombro y cierta incertidumbre, pero que inmediatamente pensó en González como autor y consideró viable el proyecto. En cuanto Pérez Andreu vio los trabajos del dibujante apenas en el trayecto que hizo en un taxi tras salir de la editorial, también le quedó claro que debía ser quien realizara el trabajo.
La única reticencia surgía de que la mayor parte de la obra de González es en blanco y negro, mientras que ella se decantaba por hacer el cómic en color, pero ya efectivamente lo había decidido así el dibujante. “Estaba muy intrigada porque fueron casi dos años de espera y llegué a creer que no iba a publicarse. Me preocupaba mucho porque Rafael no estaba de acuerdo con trasladar una novela al cómic, pero me fueron convenciendo y la verdad es que estoy muy contenta y creo que Rafael lo estaría también”.
González confesó que cuando recibió la propuesta le sorprendió dado que la esposa del autor no lo conocía y “me quedé de piedra porque era una responsabilidad enorme. Mararía es un icono, pero tardé unos segundos en decir que sí, que me lanzaba a la piscina”. Aunque se sigue decantando por dibujar en blanco y negro, decidió que esta novela debía ser hecha en “color” principalmente por los paisajes de Lanzarote, en los que transcurre la trama. Alabó la libertad con la que le dejaron trabajar y la confianza plena que tuvieron en él y más aún cuando se trata de una novela de esta categoría. Asegura que trabajó sin condicionamientos, ni siquiera en el número de páginas, y afortunadamente el resultado coincide con lo que esperaba la esposa del poeta, que era una adaptación lo más fiel posible a la obra original.
Pomares añadió que cuando Pérez Andreu le planteó la idea le causó una mezcla de sorpresa, ilusión y también ciertas dudas iniciales, pero a los pocos minutos aseguró que “en mi cabeza sólo existía una persona que podía encargarse de este trabajo y ese era Eduardo”. El también periodista editó las obras completas de Arozarena cuando estaba vivo y la colaboración ha continuado ahora con su compañera.
Cómo anécdota contó el dibujante que cuando ideó el proyecto pensó en que fuera el propio autor quien contara el relato y lo dibujó con corbata, a lo que su compañera reaccionó diciendo: “Rafael nunca llevaba corbata y menos en Femés con el calor que hace”. La solución fue borrarla, pero a voluntad propia porque nadie le obligó e incluso le dijeron lo contrario: “Deja la corbata”. Pérez Andreu aseguró que después de este proceso, que se alargó durante años, sólo se puso una vez en contacto con el autor para sondearle sobre cómo iban los trabajos, a lo que le respondió: “Esto lleva su tiempo”, por lo que no volvió a llamarlo. También se vieron por la calle en la época de pandemia y como llevaba mascarilla, el dibujante no la conoció, por lo que prácticamente no habló con ella y resultó un tanto cortante. Cuando se dio cuenta del error pensó que le iban a retirar del proyecto. Pomares confesó que la engañaron un poco porque decidieron no entregarle las páginas hasta que estuvieron acabadas un número considerable de ellas, y al parecer hicieron lo correcto porque su reacción fue pensar: “¡Qué habría dado porque Rafael lo viera!”.
















