El artista David Torres de Miguel dona RESILIENCIA, una obra de 2,13×1,34 metros al ‘Proyecto Volcán: un cómic para La Palma’, que se incluirá en la exposición a inaugurarse el próximo 19 de septiembre en El Paso. Esta obra perteneciente a la serie SÁTIRA, está inspirada en el concepto de la ‘resiliencia’ innato en los fenómenos naturales antes las catástrofes.

RESILIENCIA es la obra a tamaño real donada al Proyecto Volcán: un cómic para La Palma por el artista David Torres de Miguel. Se trata de un lienzo tamaño 2,13×1,34 metros en el que empleó la técnica a lápiz y rotring con color digital que formará parte de la exposición que se inaugura este lunes 19 de septiembre en el ayuntamiento de El Paso con motivo del primer aniversario de la explosión del volcán Tajogaite. Pertenece a la serie SÁTIRA, y es una alegoría a la resiliencia propia de la naturaleza ante las catástrofes.

«Esta obra, inspirada en la Isla de La Palma, describe la capacidad que tiene la naturaleza de forma natural de sobreponerse, de modificarse y adaptarse a los cambios que en ella se preceden, tanto de manera natural, como forzada. Cómo se sobrepone a la continua expoliación a la que está sometida por parte del ser humano desde los comienzos de este», cuenta el artista sobre su obra. Para Torres de Miguel, el ser humano es la verdadera y principal fuente de destrucción y de extinción de otras especies. Un ejemplo de esto es el mar desertificado que se presenta en el lienzo, «una yerma extensión de agua salada de cuyo antiguo pasado, una vez lleno de vida, sólo queda el reflejo del cielo», comenta.

El artista y su obra

Desde muy temprana edad, David Torres de Miguel sintió atracción por el dibujo y la pintura, teniendo oportunidad de explotar ese potencial que da imaginación en etapas tempranas de la infancia. Cierto es que, con el paso del tiempo y el ritmo y frenesí de la vida, se fue desentendiendo poco a poco sin llegar a abandonarlo por completo.

Tuvo una experiencia cercana a la muerte, con trastornos musculoesqueléticos derivados de la misma, que se han ido prolongando a lo largo del tiempo. A pesar de ello, esta le llevó a emprender el viaje más importante que podría haber realizado sin duda alguna: hacia dentro, hacia los confines de sí mismo, un viaje introspectivo que ya dura 6 años y, gracias al cual, ha conseguido evolucionar, volver a encontrar ese equilibrio y esa felicidad que tenía mientras dibujaba y pintaba cuando aún era un niño. Gracias a esto, ahora dibuja y pinta, con la mente despierta y liberada de prejuicio. Mira al lienzo con “la taza” vacía, dispuesto a llenarla de conocimientos.

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