Guion: Lewelyn.
Dibujo: Jerôme Lereculey.
Entintado: Lucyd, Diane Fayolle.
Color: Dimitris Martinos.
¿Alguna vez has pensado que surgiría de mezclar el universo de Canción de hielo y fuego y el de Blacksad? Yo tampoco.
No es el caso de Lewelyn (seudónimo de los guionistas: David Chauvel, Mélanie Guyard y Patrick Wong), que imaginan un universo de animales antropomórficos, en donde existen cinco continentes habitados cada uno por una familia de animales. Lys, la tierra de los primates, Ithara, un desierto gobernado por los reptiles, la tierra de los mamíferos herbívoros Erinal, la estepa de los osos Arnor, y Angleon, la gran isla central gobernada por los felinos y capital de todos los territorios.
La obra nos narra los últimos días del reinado del moribundo Rey Cyrus de Angleon, el cual no tiene más remedio (al no tener descendencia masculina) que designar como sucesor a su sobrino, un tigre llamado Hirus (violento y dispuesto a empezar una guerra con los otros territorios). Esta sucesión no es del agrado del consejo de gobierno, ni de muchos de los habitantes de palacio. Además, su hija mayor, Mileria, no está de acuerdo en la antigua ley que designa únicamente al varón como legítimo aspirante al trono. Por todo esto, se originan una serie de eventos e intrigas que ponen en riesgo la paz instaurada desde hace años.
Puede que el estilo algo cartoon del dibujo, muy influenciado por los animales antropomorfos de Juanjo Guarnido en Blacksad, aleje a muchos lectores de esta obra. Nada más lejos de la realidad. Las cinco tierras es una dura historia coral, en donde la ambición de poder, las intrigas palaciegas, la política y las miserias humanas se ensamblan, para contarnos una historia fantástica. Es una obra violenta, visceral e implacable, y hereda de la famosa saga literaria de George R.R. Martin la total incertidumbre sobre el destino de los personajes.
La construcción de personajes, los diálogos y el magnífico ritmo que tiene la obra te atrapan desde el principio, sabiendo muy bien jugar con los cliffhangers, consiguiendo un relato que te engancha y te lleva a especular e intentar conocer más de este universo de ficción.
En la parte gráfica y ante la magnitud de la obra, tenemos a varios dibujantes, destacando Jeróme Lereculey (entintado por Lucyd y Diane Fayolle). A pesar de las varias manos involucradas, el dibujo tiene solidez y es muy detallado y preciosista, brillando a muy alto nivel. Quizás por ponerle alguna pega, resulta a veces difícil distinguir a algunos personajes.
Pensada y estructurada en varios arcos argumentales, actualmente Yermo Ediciones ha publicado dos tomos, que contienen los cuatro primeros álbumes franceses, de seis de los que consta el primer arco. Si buscas una historia adulta, sólida, bien planeada y narrada y que deja al lector reflexionando sobre lo que acaba de presenciar, esta es tu obra.

