El escenario ya lo conocemos de antes, aunque el planeta en el que ahora estemos ya en nada se parezca al bullicioso orbe en el que antes convivíamos de una forma o de otra.1
Poco importa, la verdad, saber cuándo y cómo llegaron quienes ahora amenazan con exterminar la raza humana hasta que ésta sea, solamente, una nota al pie de página en un olvidado y polvoriento libro de historia antigua. La realidad, la cruda y lacerante realidad nada más tocar éstos el suelo terrestre, fue su implacable letanía de muerte y destrucción en un mundo, el nuestro, en donde descubrimos el valor real del silencio, un concepto que había quedado en el olvido tiempo atrás.2
No es de extrañar, por tanto, que hasta el momento en el que los supervivientes entendieron cuáles eran las nuevas reglas de juego, los invasores camparan a sus anchas ante el incesante sonsonete de una sociedad volcada en hacer visibles sus querencias y, sobre todo, sus carencias, por medio de un sofocante y cacofónico ruido de fondo.
En el momento presente, las calles de las ciudades, los edificios, las carreteras colindantes y todo aquello que tan sólo hace un instante formaba parte de nuestra realidad cotidiana, se han convertido en un enorme y desvencijado osario donde reposan los huesos de todos aquellos seres humanos que ni siquiera lograron entender en qué tablero de juego les había tocado en suerte jugar, luego de la llegada de los invasores alienígenas.
De todo esto, saben mucho los supervivientes de la familia Abbott, quienes, como otros tantos, debieron asumir una pérdida nada más empezar su odisea personal en este “nuevo” mundo, una pérdida que, con el paso de los acontecimientos, no sería la única. Un año después de que todo empezara, ya sólo quedan Marcus, Regan, un bebé recién nacido y Evelyn, la matriarca y el motor que se encarga de mantener a todos unidos, en especial, tras la desaparición de Lee, su esposo y padre de sus hijos.
Evelyn, vista con la dolorosa perspectiva que otorga el paso del tiempo, es el ejemplo de la capacidad de evolución que surge dentro de una persona cuando lo único que queda es el instinto de supervivencia. Sin embargo, también es una muestra del instinto que se articula en cualquier madre cuando debe proteger a su prole, pase lo que pase a su alrededor. Su lucidez, su espíritu de sacrificio y su tenacidad ante un panorama en el que la raza alienígena no es la única a la que se debe temer la convierten en el sustento emocional de una familia ciertamente distópica, pero igualmente válida y sólida independientemente de la valía de cada uno de sus miembros.
Cierto es que no todos sus integrantes llegan a evolucionar de la misma forma y con la misma rapidez, tal y como les sucede a Marcus y Regan, más si se tiene en cuenta que la segunda es sorda, un hecho que le permite adaptarse a esta nueva situación sin tener la sensación de que con el silencio que ahora lo envuelve todo algo se le haya perdido por el camino. Regan, además, tiene el mismo afán de superación de su madre y la misma mente analítica de su padre, amén de la osadía propia de cualquier adolescente que se precie, rasgos esenciales para convertirse en un ser humano 1.5 y situarla, por ello, en una escala superior en esta sociedad.
Marcus, por otra parte, es mucho más débil y dependiente que lo pudiera ser su hermana. Debe hacer frente a sus fantasmas interiores como le sucede al resto de su familia y, de una forma o de otra, trata de asumir el papel que dejara vacante su progenitor al desaparecer.
En ambos casos, se trata de dos adolescentes que, en un abrir y cerrar de ojos, perdieron la mayoría de los referentes que, hasta entonces, conformaban los pilares sobre los que se sustentaba su vida y, en esta nueva realidad, ya no hay nada sobre lo que poder apoyarse sin temor a morir en el intento. Sumidos como están en una suerte de pesadilla continua, pocos son los momentos en lo que, de algún modo, pueden volver a ser quienes eran ante la llegada de los invasores alienígenas.
Para Evelyn y Emmett, quien se cruzará en la vida de todos ellos -luego de formar parte de ella, antes del brutal cambio sufrido por todos los allí reunidos-, sobrevivir formaba parte del juego de hacerse mayor si después se quería formar parte de la sociedad, por muy esquiva y torticera que dicha convivencia pudiera llegar a resultar. Cuando todo sucedió, cada cual fue perdiendo sus referentes y, en este mismo instante, ese instinto por sobrevivir se convirtió en el mayor de los castigos y una pesadilla mayor que la de cruzarse con alguno de aquellos sanguinarios y expeditivos seres que se empeñaban en desmembrar a todo ser humano con el que se cruzaran, por lo menos para Emmett.
Por toda esta suma de factores, un mero atisbo de esperanza, aquel que puede llegar desde las ondas de radio en forma de una canción cualquiera, representa un lujo al que ninguno de los dos adultos está dispuesto a sucumbir y que tratarán de ignorar hasta que quien todavía cree en el futuro les ponga sobre la mesa otra opción vital, sin necesidad de depender de ninguna deidad en el empeño, ni nada por el estilo.
Y es que ya no sólo se trata de estar en silencio, muy, muy en silencio. Se trata de evolucionar, de superar los miedos interiores, de salir de la oscuridad que alberga la psique humana y aceptar que aún hay esperanza, de la misma forma que hay espacio para la redención, por muy disparatado y fuera de lugar que dicho término pueda suponer.3
Así mismo, también se trata de ceder el paso ante el empuje de las nuevas generaciones frente a quienes la actual situación está llevándolos hasta un punto sin retorno. Su empeño puede resultar fútil, vista la magnitud del reto, pero toda rebelión se sustenta en la esperanza y en el convencimiento de que lo que vendrá después será mejor que lo que se tiene en estos mismos instantes.
Y mientras tanto, permanezcan en silencio, si quieren sobrevivir en el empeño. Ah, y no se olviden de que las reglas del juego han cambiado, y no precisamente a nuestro favor…
© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2021.
A Quiet Place Part II © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night.
Notas:
1-. Orbe. Del lat. orbis. 3. m. mundo (‖ conjunto de todo lo existente).
2-. Silencio. Del lat. silentium. 1. m. Abstención de hablar. 2. m. Falta de ruido.
3-. Redención. Del lat. redemptio, -ōnis. 3. f. Remedio, recurso, refugio.

Imagen 1: Emmett (Cillian Murphy) y Evelyn Abbott (Emily Blunt) en una imagen de la película A Quiet Place Part II © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night. Photo Credit: Jonny Cournoyer © 2021 Paramount Pictures. All rights reserved.

Imagen 2: Marcus Abbott (Noah Jupe); Regan Abbott (Millicent Simmonds) y Evelyn Abbott (Emily Blunt) en una imagen de la película A Quiet Place Part II © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night. Photo Credit: Jonny Cournoyer © 2021 Paramount Pictures. All rights reserved.

Imagen 3: Regan Abbott (Millicent Simmonds) en una imagen de la película A Quiet Place Part II © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night. Photo Credit: Jonny Cournoyer © 2021 Paramount Pictures. All rights reserved.

Imagen 4: Evelyn Abbott (Emily Blunt) en una imagen de la película A Quiet Place Part II © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night. Photo Credit: Jonny Cournoyer © 2021 Paramount Pictures. All rights reserved.

Imagen 5: Regan Abbott (Millicent Simmonds) y Emmett (Cillian Murphy) en una imagen de la película A Quiet Place Part II © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night. Photo Credit: Jonny Cournoyer © 2021 Paramount Pictures. All rights reserved.

Imagen 6: Evelyn Abbott (Emily Blunt) en una imagen de la película A Quiet Place Part II © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night. Photo Credit: Jonny Cournoyer © 2021 Paramount Pictures. All rights reserved.

Imagen 7: Evelyn Abbott (Emily Blunt) y Marcus Abbott (Noah Jupe) en una imagen de la película A Quiet Place Part II © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night. Photo Credit: Jonny Cournoyer © 2021 Paramount Pictures. All rights reserved.

Imagen 8: Regan Abbott (Millicent Simmonds) en una imagen de la película A Quiet Place Part II © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night. Photo Credit: Jonny Cournoyer © 2021 Paramount Pictures. All rights reserved.

Poster de A Quiet Place Part II Reino Unido © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night.

Poster de A Quiet Place Part II Australia, Canada, India y Japón © 2021 Buffalo FilmWorks, Paramount Pictures, Platinum Dunes and Sunday Night.