Heat (R.M. Richards y Jerry Jameson, 1986), cuyo título en nuestro país (cortesía de Izaro Films) fue Acorralado en las Vegas es una película mucho más interesante y digna de tener en cuenta de lo que los espectadores de aquel momento supieron entender. Nick «Mex» Escalante (Burt Reynolds) es un personaje mucho más complejo y brutal de lo que se deduce a simple vista pero, como cualquier persona, esconde una vertiente que lo humaniza y lo sitúa en un plano más cercano al espectador. A medida que transcurre el metraje, basado este en la novela homónima del escritor William Goldman (1931-2018), queda claro que siempre va a prevalecer su vertiente más rocosa y descarnada, como “soldado de fortuna” que es, pero como igualmente sucede con Wild Card -el remake que protagonizó Jason Statham (1967) tres décadas después (Simon West, 2015)-, incluso los “monstruos” tienen sentimientos y, llegado el momento, son capaces de demostrarlo aunque solamente sea por unos breves instantes.
La película -al igual que ocurrió con buena parte de los largometrajes protagonizados por Burton “Burt” Leon Reynolds Jr. (1936-2018) en nuestro país-, no funcionó en la taquilla como hubiera sido lo justo, dado que muchas de aquellas películas a las que me refiero eran muy superiores en calidad a títulos tales como Smokey and the Bandit, más conocida como Los caraduras (1977) o The Cannonball Run –Los locos del Cannonball (1981)-, dos de los títulos más conocidos y aplaudidos en nuestra geografía. Lo cierto es que esas dos películas, con sus correspondientes secuelas, no se pueden comparar con otros títulos, tales como los siguientes:
Boogie Nights (Paul Thomas Anderson, 1997), áspera y dura visión de los entresijos del negocio de la pornografía y quienes lo articulan, un papel por el que recibió un Globo de Oro y otros tantos galardones -de un total de doce- y, además, estuvo nominado, por primera y única vez, a los Oscar cinematográficos.
La comedia deportiva The Longest Yard (Robert Burgess Aldrich, 1974) y The Man Who Loved Cat Dancing (Richard Caspar Sarafian, 1973), adaptación de la novela deMarilyn Durhamque mantiene ese poso de western contemporáneo, aunque esté teñido de denuncia para con los abusos cometidos contra las mujeres, décadas antes del movimiento #MeToo
Hooper (Hal Brett Needham, 1978) es una radiografía del séptimo arte desde la óptica de un especialista cinematográfico -como lo eran el propio director y el actor- tan descarada como real.
Sharky’s Machine (1981), un trepidante y desasosegante thriller policiaco dirigido por él mismo.
La incalificable, excesiva y genial Silent Movie (Melvin Kaminsky “Mel Brooks”, 1976) o la descarnada, intensa y crepuscular cacería humana sobre la que se sustenta el discurso cinematográfico de la película Deliverance (John Boorman, 1972) por mucho que el público no lo entendiera así, en este caso en particular y en todos los anteriores. 1
En realidad, Burt Reynolds tenía asumido que muchos de aquellos trabajos no iban a ser del agrado del público, pero prefirió hacerlas porque en el proceso trabajaría con personas a las que respetaba personal y profesionalmente, y no tendría que soportar a la legión de “pendejos”, por aquello de seguir el discurso del actor, que se desenvuelven dentro del negocio del cine y de la televisión. Y esto es así, porque el actor, director y productor era y fue siempre un aspirante a jugador profesional de fútbol americano, quien tras varias lesiones y un accidente de circulación, encaminó sus pasos hasta el territorio de la actuación. Una vez allí, se convirtió en uno de los rostros más icónicos y de los que más nos acordamos del séptimo arte, por mucho que a la canallesca especializada en estos temas le costara reconocer.
Burt Reynolds, persona temperamental, sanguínea y poco amante de las sutilezas que tantos problemas te acaban acarreando en este cacareado mundo, decidió, llegado el momento, dejar escritas muchas de las cosas que había vivido, sentido y dicho en un determinado instante de su vida. Fruto de todo ello fue el libro But Enough About Me: A Memoir (2015), realizado junto con el escritor y editor Jon Winokur, el cual contó con una presentación de su amigo y compañero de excesos, el también actor Jonathan Vincent Voight (1938).
But Enough About Me: A Memoir no es un libro de recuerdos per se, sino una suerte de textos en donde el actor rememora algunos de esos momentos que lo marcaron para bien o para mal durante toda su existencia. La única parte cronológica es aquella en la que habla de sus padres, de su hermana y de su hermano adoptivo, junto con las luces y las sombras que envolvían aquella relación. De todos los capítulos, de un total de treinta y uno que forman las 302 páginas totales, estos son los que le debió costar más escribir, porque se nota un enorme poso de amargura y desolación en cada una de las palabras con las que están escritos. No hay tiempo, en estos capítulos, para chistes ni dobles sentidos, ni para mirar a la cámara con el mismo descaro del que hiciera gala el gran Julius Henry «Groucho» Marx (1890-1977), algo que luego formó parte de su posterior repertorio como actor, en especial durante sus comedias más celebradas y conocidas.
En cuanto al resto, quedan claras dos cosas: el respeto que el actor tenía por los actores clásicos que tuvo la oportunidad de cruzarse en su camino y lo amigo que era de los excesos tanto a nivel profesional -llegó a realizar la mayoría de las escenas de acción que protagonizó a lo largo de su enorme carrera, al igual que el personaje de Sonny Hooper-, como a nivel sentimental, en especial la tormentosa, extrema y disfuncional relación que mantuvo durante cuatro años con la actriz y directora Sally Margaret Field (1946), a quien le dedica unas cuantas páginas, impregnadas de un sentimiento de culpabilidad por no haber estado a la altura. En ambos casos, las secuelas que arrastró, por una u otra causa, le persiguieron hasta el final, pero con la edad no solo aprendió a vivir con sus fantasmas, sino que supo cómo reírse de ellos. Por lo menos, todo lo que uno puede llegar a ser capaz.
Y gracias a esa capacidad por convivir con sus propios fantasmas y, de paso, el no tomarse demasiado y/o nada en serio, una virtud que aprendió de su amigo y actor George Stevens Hamilton (1939-), Burt Reynolds supo asumir el paso del tiempo y convertirse en algo más que en un actor entrado en años y con un pasado glorioso que recordar. Por dicha razón, y tal y como explica en el capítulo “Students”, el actor se dedicó a enseñar en la etapa final de su carrera. Y cuando lo cuenta, su entusiasmo por el reto en cuestión traspasa la tinta y el papel en el que está impresa para calar en la psique del lector.
He leído otras tantas biografías de actores -siempre que puedo, me gusta hacerlo- pero But Enough About Me: A Memoir es, por derecho propio, una de las que más me han gustado y menos me ha costado leer, aunque debo decir que durante todo el tiempo que lo hacía me sobrevolaba el recuerdo de la muerte del actor, pues la primera vez que lo leí hacía pocos días que había fallecido. Ahora, se han cumplido ya dos años.
El único hándicap es que, a día de hoy, el libro solo se encuentra en versión inglesa, una circunstancia que, todavía, espanta a muchos cinéfilos que siguen dependiendo de las traducciones y/o el doblaje en lengua castellana, algo que tiempo atrás debió quedar superado.
Sea como fuere, termino con el párrafo con el que se cierra el libro, en inglés, dado que es el idioma en el que está escrito, hasta que haya otra opción disponible para el mercado editorial nacional.
“As I look back, I’m proud of my accomplishments and disappointed by my failures. I always wanted to experience everything and go down swinging. Well, so far so good. I know I’m old, but I feel young. And there’s one thing they can never take away: Nobody had more fun than I did”.
Burt Reynolds
Reynolds, B., Winokur, J., & Voight, J. (2015). But Enough About Me (1st ed.). London: Blink Publishing.
© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2018-2021
La ilustración en donde se rinde un homenaje a la carrera de Burton “Burt” Leon Reynolds Jr., la cual acompaña esta reseña es obra del dibujante Ignacio Ángel Fernández Castro, quien me ha dado su permiso para poder incluirla junto con este texto, una circunstancia por la que le estoy muy agradecido. Para más información y conocimiento de su magnífico trabajo, les recomiendo que consulten su página web personal en el siguiente enlace: http://nachocastro.es/
© Ignacio Ángel Fernández Castro, 2021
The Man Who Loved Cat Dancing © 2021 Metro-Goldwyn-Mayer.
Deliverance © 2021 Warner Bros., and Elmer Enterprises.
Heat © 1986 Escalante Productions.
Sharky’s Machine © 1981 Deliverance Productions and Orion Pictures.
Boogie Nights © 2021 New Line Cinema, Lawrence Gordon Productions and Ghoulardi Film Company.
Nota:
1-. El director Robert Aldrich llegó a decir acerca del actor: “Creo que en ocasiones es mejor actor de lo que se piensa de él. No siempre, ya que a veces actúa como una caricatura de sí mismo”.
Alrich, Robert. «I CAN’T GET JIMMY CARTER TO SEE MY MOVIE!». Film Comment. 13 (2 (Mar/Apr 1977)). New York. pp. 46–52.
En cuanto a la película The Man Who Loved Cat Dancing, cuyo rodaje estuvo marcado por la controvertida muerte del asistente personal de la actriz Sara Miles (1941), David A. Whiting, el actor declaró, y a pesar su querencia para con la novela original -razón la cual aceptó trabajar en la película- “no hay nada de lo que hablar acerca de Cat Dancing excepto que me duele pensar en ello, por lo que prefiero no hablar del tema”.
Siskel, Gene (28 November 1976). «Workaholic Burt Reynolds sets up his next task: Light comedy». Chicago Tribune. p. e2.

Imagen 1: Jay Grobart Burt Reynolds) en una imagen de la película The Man Who Loved Cat Dancing © 2021 Metro-Goldwyn-Mayer.

Imagen 2: Lewis (Burt Reynolds) en una imagen de la película Deliverance © 2021 Warner Bros., and Elmer Enterprises.

Imagen 3: Cartel de la película Sharky’s Machine © 1981 Deliverance Productions and Orion Pictures.

Imagen 4: Nick «Mex» Escalante (Burt Reynolds) en una imagen de la película Heat © 1986 Escalante Productions.

Imagen 5: Rocky (Jack Wallace); Jack Horner (Burt Reynolds); Kurt Longjohn (Ricky Jay) y Eddie Adams / Dirk Diggler (Mark Wahlberg) en una imagen de la película Boogie Nights © 2021 New Line Cinema, Lawrence Gordon Productions and Ghoulardi Film Company

Ilustración en homenaje a la carrera cinematográfica de Burton “Burt” Leon Reynolds Jr. (1936-2018) © Ignacio Ángel Fernández Castro, 221