“The Fast and the Furious es una auténtica rareza hoy en día, el tipo de película que triunfaría en los autocines, de seguir existiendo. Al igual que hicieran los buenos Westerns en su día, esta historia de locos por la velocidad se conjuga con muchas de los convencionalismos ya establecidos dentro de la industria; es decir, pasiones primarias, rivalidades, confrontaciones cargadas de testosterona, preocupación masculina con el estatus de ser el mejor, comportamiento icónico y la excitación de la acción.
Fast es directa y honesta, y le da al espectador la sensación de estar basada en una auténtica obsesión por los coches, una subcultura que define la forma de vida de los personajes. La diversidad que aparece en escena, además, es tan variada que deja las etiquetas convencionales sin sentido, con la excepción de el “típico blanquito” que representa el personaje de Brian.”1
No hace falta fabular mucho -ni recurrir al cálculo probabilístico- para afirmar que ni a la persona que firma los párrafos anteriores -los cuales no dejan de reconocer los méritos de la producción cinematográfica en cuestión- ni a ninguno de sus compañeros de profesión, amén del público en general, se les pudiera pasar por la cabeza que Fast & Furious y/o The Fast and the Furious llegaría a extenderse, temporalmente hablando, a lo largo de dos décadas y, cinematográficamente hablando, a lo largo de diez películas, incluyendo Fast & Furious Presents: Hobbs & Shaw.
En realidad, el secreto de esta saga, la cual ha traspasado su formato original para impregnar otros soportes, además de a la misma cultura popular contemporánea, reside en su simplicidad y en su capacidad para mostrar la escala de grises en la que se desenvuelve la vida de las personas, de modo que, casi cualquier ser humano, puede sentirse identificado con alguno de los personajes que han ido apareciendo durante estos últimos veinte años.
Todo esto ha sido posible gracias al trabajo de Gary Scott Thompson (1959-), responsable de la idea original y del guion de la primera entrega de la saga, una idea que bebe de un artículo publicado en la revista Vibe (mayo 1998) titulado Racer X y escrito por Ken Ki.2 “Racer X nos cuenta la historia del corredor de carreras clandestinas, ilegales, Rafael Estevez, de Washington Heights, y cómo Estevez se pasó al deporte de carreras de aceleración. El artículo también nos hace saber de la creciente popularidad de modificar los coches importados desde Japón y las operaciones policiales que se han llevado a cabo para tomar medidas contra las carreras ilegales en las calles de Nueva York.”3
En realidad, fue Rob Cohen (1949-), director de la primera película, quien se planteó la posibilidad de plasmar en una pantalla de cine lo que en dicho artículo se relataba. Tras lograr el visto bueno de los estudios Universal, una vez que el productor Neal H. Moritz (1959-) se involucrara en el proyecto, Scott Thompson, junto con Erik Bergquist (1968-) y David Ayer, (1968-) se puso a trabajar para sacar adelante The Fast and the Furious y, todo lo que vino después, nunca mejor dicho, es historia.
En las sucesivas entregas, se sumaron al empeño de dotar a la saga del sustento literario los siguientes escritores: Michael Brandt (1968-); Derek Haas (1970-); Chris Morgan (1966-); Justin Lin (1971-); Daniel Casey (1981-); Drew Pearce (1975-) y Alfredo Botello.
Dicho esto, las bases de todo lo que vendría después se colocaron en esta primera entrega, cuando el agente de la policía de Los Ángeles, Brian O’Conner -Brian Earl Spilner, en su personalidad encubierta- descubrió que el código por el que se regían las motivaciones de Dominic «Dom» Toretto, en teoría su antagonista, no era tan distinto al suyo, por mucho que una reglamentación legal dijera lo contrario. Por añadidura, el agente de la ley terminará por entender la razón por la cual se puede llegar a confiar más en una “fría” máquina como lo pudiera ser un automóvil, que en un ser humano de carne y hueso. Por lo menos, la máquina no te traiciona mientras te preocupas en tenerla a punto y, los seres humanos, sí que lo hacen, y por las causas más pueriles y torticeras posibles.
La posterior relación entre Mia, la hermana de Dominic, y Brian, sólo apuntaló, más si cabe, las mismas entrañas de un drama personal y ético del que ninguno de los dos personajes saldrá indemne y que luego irá trasmutando su relación hasta que ambos se consideren miembros de una misma familia.
Todo esto terminaría por traspasar la pantalla y trasladarse hasta la vida real de los actores, en especial entre los dos protagonistas principales, Paul William Walker IV (1973-2013) y Vin Diesel (Mark Sinclair, 1967). Una relación que, cual cruel broma del destino, (Destino. De destinar¹. 1. m. hado [‖ fuerza desconocida]) se truncó cuando Paul Walker falleció en un accidente de circulación, el treinta de noviembre del año 2013, mientras participaba en un evento benéfico en el barrio residencial de Valencia, en la ciudad de Santa Clarita (California).
Habrá quien diga, y no sin parte de razón, que, dos décadas después, poco o nada queda del espíritu original de esta primera entrega, salvo el rugir de los motores de los vehículos que aparecen en la pantalla, además de buena parte del elenco original de la historia. Y siendo cierta dicha afirmación -más si se tiene en cuenta que Fast & Furious ha pasado de ser una narración sustentada en la pasión por la velocidad, las carreras ilegales y quienes las protagonizan para luego transmutarse en una versión contemporánea y “sobre ruedas” de las películas de espías y/o de policías y ladrones- es innegable que cierto poso de realidad aún queda latente en las últimas entregas, incluyendo la última que se ha estrenado en las pantallas de todo el mundo, un año después de su fecha original de estreno.
En ella, además de algunas inconsistencias en cuanto a lo que, anteriormente, se contó en entregas anteriores, queda patente que el concepto de familia, con mayúsculas, sigue siendo el motor en la vida de Dominic Toretto, en la de su pareja, Letty Ortiz, y en la de su hermana, Mia, así como en el resto que todavía forma parte de su círculo más íntimo y personal. Sin ese sustento, es difícil entender Fast & Furious, de la misma forma que los sacrificios y las pérdidas, cinematográficas y reales, han forjado el talante y carácter de una saga que no sólo ha llegado hasta el espacio exterior, sino que ha sido capaz de llevar hasta una ciudad cualquiera la celebérrima “Carrera de la muerte”, aunque ahora estemos en el año 2021 y no en el año 2000.4
Sólo por eso, Fast & Furious se ha ganado el derecho a formar parte de la historia del séptimo arte contemporáneo, por mucho que haya quien piense que sólo es una saga de “machos alfa”, llenos de testosterona e incapaces de articular ningún pensamiento coherente, merced a la mezcla derivada de los vapores del combustible y del ruido de los motores que rugen a su alrededor, aunque esto último no sea una falacia (Falacia. Del lat. fallacia. 1. f. Engaño, fraude o mentira).
© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2021.
© 2001 Original Film, Mediastream Film GmbH & Co. Productions KG., Ardustry Entertainment and Universal Pictures Studios.
© 2021 One Race Films, Roth/Kirschenbaum Films, Perfect Storm Entertainment, Original Film and Universal Pictures Studios.
Notas:
1-. McCarthy, T. (2001, June 25). Action on the “Fast” track. Variety, 19–24.
2-. Li, K. (1998, May). From The VIBE Vault: ‘Racer X.’ Vibe Magazine. https://www.vibe.com/features/editorial/racer-x-rafael-estevez-kenneth-li-fast-and-furious-inspiration-may-1998-336369/
3-. Acuna, K. (2013, May 24). The True Street-Racing Story That Inspired The “Fast And Furious” Movies. Insider. https://www.businessinsider.com/racer-x-this-story-inspired-fast-and-furious-2013-5?r=US&IR=T.
4-. Death Race 2000 es una película de ciencia ficción de 1975 -basada en el relato The Racer, de Ib Jørgen Melchior (1917-2015)- acerca de una competición ficticia que produjo Roger William Corman (1926-) y dirigió Paul Bartel (1938-2000). Los actores principales son David Carradine (John Arthur Carradine Jr., 1936-2009), Simone Griffeth (1950-) y Sylvester Enzio Stallone (1946-). La trama tiene lugar en el año 2000, en medio de una sociedad norteamericana distópica que ha hecho de la carrera asesina Trascontinental Road Race una forma de entretenimiento nacional.
Dominic Toretto (Vin Diesel) y Brian O’Conner (Paul Walker) en una imagen de la película The Fast and the Furious © 2001 Original Film, Mediastream Film GmbH & Co. Productions KG., Ardustry Entertainment and Universal Pictures Studios.

Dominic Toretto (Vin Diesel) en una imagen de la película F9 Photo by Photo Credit: Giles Keyte/Univer. © 2021 Universal Studios. All Rights Reserved.

Una imagen de la película F9 © 2021 Universal Studios. All Rights Reserved.

Letty Ortiz (Michelle Rodriguez) en una imagen de la película F9 Photo by Photo Credit: Giles Keyte/Univer. © 2021 Universal Studios. All Rights Reserved.

Roman Pearce (Tyrese Gibson) y Dominic Toretto (Vin Diesel) en una imagen de la película F9 Photo by Photo Credit: Giles Keyte/Univer. © 2021 Universal Studios. All Rights Reserved.

Letty Ortiz (Michelle Rodriguez) y Mia Toretto (Jordana Brewster) en una imagen de la película F9 Photo by Photo Credit: Giles Keyte/Univer. © 2021 Universal Studios. All Rights Reserved.

Dominic Toretto (Vin Diesel) y su hermano, Jakob Toretto (John Cena) en una imagen de la película F9 Photo by Photo Credit: Giles Keyte/Univer. © 2021 Universal Studios. All Rights Reserved.

Ramsey (Nathalie Emmanuel) y Dominic Toretto (Vin Diesel) en una imagen de la película F9 Photo by Photo Credit: Giles Keyte/Univer. © 2021 Universal Studios. All Rights Reserved.

Letty Ortiz (Michelle Rodriguez) y Dominic Toretto (Vin Diesel) en una imagen de la película F9 Photo by Photo Credit: Giles Keyte/Univer. © 2021 Universal Studios. All Rights Reserved.