“Memory is the boat that sails against its current.”
¿Qué es y cómo funciona la memoria? Si nos ceñimos a la definición que aparece en el diccionario de la Real Academia Española, en sus acepciones primera, segunda y décima, su significado sería el siguiente: “Memoria. Del lat. memoria. 1. f. Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado. 2. f. Recuerdo que se hace o aviso que se da de algo pasado. 10. f. pl. Relación de recuerdos y datos personales de la vida de quien la escribe”.
No obstante, la memoria es mucho más que eso, sobre todo si la consideramos como una de las bases sobre las que se construye la psique y la misma personalidad de los seres humanos. En ella se almacenan todas las experiencias que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida y, además, es ese “mecanismo cerebral” que posee la capacidad para procesar, estructurar y recuperar toda esa información y luego saber cómo adaptarla, de manera óptima, ante las situaciones que se nos presenten en el futuro.
Si lo prefieren, y atendiendo a una definición más científica del término, podemos definirla como el conjunto de conexiones neuronales codificadas en el cerebro, así como la función que recrea las experiencias pasadas activando de forma sincronizada las neuronas implicadas en la experiencia original.
Dicho todo, los seres humanos recurrimos a nuestra memoria en multitud de ocasiones para, por ejemplo, recordar las preguntas que nos servirán para aprobar un examen; someternos al desafío de un encuentro, cara a cara, con un interlocutor que tratará de cuestionar nuestro mismo modo de vida; y/o encontrar un momento de tranquilidad en medio de un mundo absolutamente obsesionado con capturar y encapsular el tiempo en una instantánea, la cual, luego, presumiblemente, terminará olvidada dentro de las entrañas de una unidad de memoria artificial (9. f. Inform. Dispositivo físico, generalmente electrónico, en el que se almacenan datos e instrucciones para recuperarlos y utilizarlos posteriormente).
Y lo cierto es que ni esas fotos, ni nuestra memoria, nos terminan contando “la realidad” (Realidad. 1. f. Existencia real y efectiva de algo. 2. f. Verdad, lo que ocurre verdaderamente. 3. f. Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio), sino “una realidad”, la cual siempre se ha dejado algo en el camino, sea cual sea el motivo por el que lo ha hecho.
Ahora, imaginen por un momento que hay una máquina inventada por los seres humanos capaz de almacenar nuestros recuerdos, permitiéndonos revivirlos, una y otra vez, por muy obsesiva y autodestructiva que tal circunstancia nos pueda terminar resultando.
“Nothing is more addictive than the past. Who wouldn’t want to be reunited with a loved one? Or relive the most meaningful moments of their life? But memories, even good ones, have a voracious appetite. If you’re not careful, they consume you.”
De todo esto sabe mucho Nick Bannister, alguien acostumbrado a nadar entre los recuerdos de las personas y tratar de buscar lo que la memoria decidió esconder, o más bien hurtar, a su legítimo propietario/a, mientras este pugnaba contra el instinto de supervivencia al que se sujetan los seres humanos en medio de la zozobra en la que nos vemos inmersos, nada más llegar a este desastrado y torticero mundo.
Ahora, puestos a seguir imaginando, miren a su alrededor y sientan la humedad del agua que nos rodea, inmersos, nunca mejor dicho, en un escenario en el que la “tierra seca” se ha convertido en un símbolo de estatus social y económico frente a la debacle que golpea sin cesar la realidad de quienes no poseen el mismo nivel de ingresos.
¿La causa de todo esto? Una/otra contienda, sangrienta y demencial, como el resto de las que se han librado desde que el mundo es mundo, presumiblemente orquestada por quienes ahora viven sobre “tierra firme y seca”, y un orden natural que empieza a reclamar lo que es suyo, ante la incapacidad de los seres humanos por preservar lo que se les otorgó, que no regaló, con tal de que lo preservaran de la mejor forma posible.
“Only the rich mold the world to meet their delusions.”
Como comprenderán, en un mundo donde sólo unos pocos pueden vivir en la cúspide de la pirámide, en donde el agua no ha podido acceder, todavía, los recuerdos, los pocos recuerdos felices que las personas que viven en la parte baja de esa misma pirámide poseen son de un incalculable valor, por muy destructivos que, al final, esos mismos recuerdos puedan llegar a ser.
Quizás, y ahora que navegas en medio del caos en el que estás obligado a sobrevivir, es cuando se percibe la verdadera belleza de muchas cosas que creías olvidadas, como esos cuentos de hadas, ilógicos, irreales, y anclados en unos principios que, por muy pasados de moda que estén -sobre todo cuando tu vida transcurre entre recuerdos-, terminan por suponer esa tabla de salvación a la que te debes agarrar si no quieres perecer en el intento.
Tal es su embrujo, su atracción y la necesidad de tener esos recuerdos con los que poder llegar a obsesionarse para así dejar de mirar la situación en la que te encuentras, que ni tan siquiera Nick Bannister puede estar seguro de que aquéllos son, en verdad, sus recuerdos, por mucho que su socia y amiga, Emily ‘Watts’ Sanders trate de hacerle entender cómo funcionan las reglas por las que se rige toda esa charada.
“The past can haunt a man. That’s what they say. That the past is just a series of moments. Each one perfect. Complete. A bead on the necklace of time. The past doesn’t haunt us. Wouldn’t even recognize us. If there are ghosts to be found, it’s us who haunt the past. We haunt it, so we can look again. See the people we miss, and the things we missed about them.”
Ese pasado lo simboliza Mae, una mujer que llegó buscando unas llaves y se llevó por delante las convicciones de alguien que había aprendido a ocultar sus propios sentimientos entre la memoria de quien estaba investigando, en cada preciso momento.
Ahora queda preguntarnos ¿de verdad eran ésos sus recuerdos o solamente eran la suma de todo lo que había visto, a lo largo de los años? ¿Quién era Mae y cuál era la verdadera razón por la que irrumpió en su vida?… ¿Acaso importa?
Los seres humanos vivimos inmersos en una eterna e inacabada huida, desde que nacemos hasta el momento en el que dejamos este mundo, tratando de evitar la tristeza, la soledad, el abandono y la falta de entendimiento por parte de nuestros semejantes hasta que aceptamos que la existencia en la que vivimos es finita y todo lo demás importa bien poco cuando debemos rendir el tributo ante la parca (Parca. Del lat. parca. 2. f. poét. muerte (‖ cesación de la vida).
“Men are strange, aren’t they? They don’t see what’s right in front of them.”
Puede, sólo puede ser, que yo también trate de saber y de entender si estoy escribiendo sobre algo que pasó en la realidad o todo es el producto de alguno de mis recuerdos, mezclados con las vivencias de Nick Bannister… Puede que se trate de un ejercicio de reminiscencia (Reminiscencia. Del lat. tardío reminiscentia, y este der. del lat. reminisci ‘recordar’. 1. f. Acción de representarse u ofrecerse a la memoria el recuerdo de algo que pasó. 2. f. Recuerdo vago e impreciso.), con la que mantener nuestra psique activa y suficientemente despierta como para poder hacernos todas esas preguntas.
Al final, tal y como le sucede a la escritora, productora y directora Lisa Joy (1972-), cada cual utiliza las herramientas que tiene a mano. Y por muy “mentirosa” que pueda llegar a ser nuestra memoria, es lo único que nos queda para no perdernos en los meandros que desembocan en la locura por la que navegó Charles Marlow en su travesía en busca del desmedido Kurtz.
¿Creen que exagero?
“You’re going on a journey. A journey through memory. Your destination? A place and time you’ve been before. To reach it, all you have to do is follow my voice.”
© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2021
© 2021 FilmNation Entertainment, Kilter Films and Michael De Luca Productions

Emily «Watts» Sanders (Thandiwe Newton) y Nicolas «Nick» Bannister (Hugh Jackman) en una imagen de la película Reminiscence © 2021 Warner Bros. Pictures. A WarnerMedia Company. All Rights Reserved.

Emily «Watts» Sanders (Thandiwe Newton) y Nicolas «Nick» Bannister (Hugh Jackman) en una imagen de la película Reminiscence © 2021 Warner Bros. Pictures. A WarnerMedia Company. All Rights Reserved.

Emily «Watts» Sanders (Thandiwe Newton) en una imagen de la película Reminiscence © 2021 Warner Bros. Pictures. A WarnerMedia Company. All Rights Reserved.

Mae (Rebecca Ferguson) en una imagen de la película Reminiscence © 2021 Warner Bros. Pictures. A WarnerMedia Company. All Rights Reserved.

Mae (Rebecca Ferguson) y Nicolas «Nick» Bannister (Hugh Jackman) en una imagen de la película Reminiscence © 2021 Warner Bros. Pictures. A WarnerMedia Company. All Rights Reserved.

Cyrus Boothe (Cliff Curtis) y Saint Joe (Daniel Wu) en una imagen de la película Reminiscence © 2021 Warner Bros. Pictures. A WarnerMedia Company. All Rights Reserved.

Nicolas «Nick» Bannister (Hugh Jackman) en una imagen de la película Reminiscence © 2021 Warner Bros. Pictures. A WarnerMedia Company. All Rights Reserved.

Nicolas «Nick» Bannister (Hugh Jackman) en una imagen de la película Reminiscence © 2021 Warner Bros. Pictures. A WarnerMedia Company. All Rights Reserved.

Nicolas «Nick» Bannister (Hugh Jackman) en una imagen de la película Reminiscence © 2021 Warner Bros. Pictures. A WarnerMedia Company. All Rights Reserved.

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