¿Por dónde empezar? ¿Por lo que ya conocemos o por aquello que estamos a punto de conocer? Ni lo uno, ni lo otro.
Empecemos por el principio, como mandan los cánones. Rogue One: A Star Wars Story es la historia de una niña, Jyn Erso (Felicity Rose Hadley Jones), obligada a crecer demasiado rápido, por culpa de un sistema dictatorial y tiránico. Y es también la historia de su padre, Galen Erso (Mads Dittmann Mikkelsen), un brillante ingeniero obligado a trabajar bajo el yugo del mismo sistema dictatorial que condicionó, desde niña, la vida de su hija, y que fue responsable, por añadidura, de la muerte de su mujer, Lyra (Valene Kane).
Rogue One: A Star Wars Story es la historia de una rebelión, con sus luces y sus sombras, algo que raramente se veía en otras entregas de la saga galáctica, forjada con unos personajes de carne y hueso, tal cual sucede en el mundo real.
Es la historia del capitán de la inteligencia rebelde Cassian Andor (Diego Luna Alexander), un niño que vio cómo su vida se hacía pedazos por culpa de la megalomanía imperial y que, desde entonces, no ha cesado en su empeño de derrotar al régimen que acabó con todas sus esperanzas de llevar una vida normal, sin importar el precio que hubiera que pagar por ello. En una guerra como ésta, donde el enemigo es muy superior, en todos los sentidos, especialmente en su afán por causar la mayor destrucción posible, y sin reparar en gastos, queda poco margen para la ética, y mucho para la supervivencia…
Rogue One: A Star Wars Story es la historia de dos amigos, Chirrut Îmwe (Donnie Yen Ji-dan) y Baze Malbus (Jiang Wen). Uno es espiritual y el otro, pragmático. Uno guarda celosamente las enseñanzas del pasado y el otro quiere sobrevivir en el presente. Ambos representan los mundos en colisión que aparecen en la película, con el macabro telón de fondo que representa en el omnipresente imperio galáctico.
También es la historia de Saw Gerrera (Forest Steven Whitaker), un veterano de las guerras Clon, el cual llegará a radicalizarse mucho más que la misma rebelión, ante la magnitud de la locura desatada por el emperador y los esbirros a su cargo, especialmente el señor oscuro Darth Vader, el amoral pero inquietante y atractivo personaje que bien pudiera competir con la misma parca cuando se trata de sembrar la muerte dondequiera que aparezca.
Rogue One: A Star Wars Story es la historia de Orson Krennic (Paul Benjamin “Ben” Mendelsohn), un fanático, pero eficiente, burócrata imperial, director del departamento de desarrollo armamentístico imperial y principal impulsor de esa aberración conocida como La Estrella de Muerte. Su analítica y perturbada psique, circunstancia que lo emparenta con la mayoría de sus correligionarios imperiales, solamente busca encontrar la herramienta suprema y definitiva que permita al emperador dominar la galaxia sin que nada ni nadie se le oponga. Y Galen Erso era la herramienta necesaria para lograrlo, por mucho que el ingeniero tratara de cortar cualquier lazo con la maquinaria de guerra imperial. Sin ser muy consciente de ello, Krennic estaba escribiendo las líneas finales de su propio destino, al empeñarse en capturar a Erso, aunque ésa sea otra historia que contar en otro momento.
Rogue One: A Star Wars Story es la eterna, repetida, intensa, apasionada y, a ratos, grandiosa historia de la lucha entre el bien y el mal, desde que los seres humanos decidieron vivir en sociedad. En los 133 minutos que dura, hay tiempo para todo, en las dosis justas y sin que falte de nada, en especial, la cruda realidad de un enfrentamiento entre dos fuerzas bastante desequilibradas. Ya no hay tiempo para que todas las armaduras reluzcan a la luz del día, ni para que los héroes no demuestren comportamientos que podrían resultar no tan éticos como se quisiera. No, es tiempo de contar la historia del universo galáctico tal cual es, sin que nadie se lleve engaños.
En la película dirigida por Gareth James Edwards (1975-), uno de los realizadores con más talento de cuantos han surgido en los últimos años, pero que sigue sin ser debidamente reconocido, hay toda una escala de grises y claroscuros y, merced a ello, se logra una tridimensionalidad en los personajes que eleva el nivel de la propuesta muy por encima de otras entregas de la serie, incluyendo las tres películas de la nueva trilogía, mucho menos osadas que la película de Edwards. El escenario, las naves, la parafernalia de uno u otro lado son importantes, pero el director es consciente de que, sin profundizar en el carácter de los personajes, resulta mucho más complejo el llegar a sentir empatía para con ellos. De ahí su empeño en darles todo el espacio posible, sin que el derroche tecnológico y visual termine por sepultarlos.
Lo mejor de todo es que, además, la película está llena de esos pequeños momentos, colocados ahí para quienes hemos crecido viendo las anteriores entregas y, si aún tenemos el mismo espíritu que antaño, disfrutemos un montón -muchísimo, diría yo- con ellos. Eso, en un mundo donde parece que sentir empatía por ciertas cosas está cada vez peor visto, resulta del todo refrescante y ciertamente encomiable.
No se engañen. Rogue One: A Star Wars Story no está pensada para vender muñecos, ni ningún otro tipo de merchandising. No está pensada para hacer amigos entre los ejecutivos encargados de estrenarla en los cines. No, Rogue One: A Star Wars Story es una película de superación personal, de amistad, del enfrentamiento entre lo que es correcto y lo que no lo es, y de cómo las personas se ven condicionadas por los caprichos de unos pocos -normalmente, siempre los mismos-.
Si estás dispuesto a creer que hay una posibilidad de ganar una guerra desigual, contra un enemigo dotado de todo lo necesario para ganarla y, aun así, eres capaz de no perder la esperanza, ésta es la película que debes ver, tantas veces como quieras. Tal y como les dice Jyn Erso a quienes dudan de si luchar contra el imperio o no, “We have hope. Rebellions are built on hope!”.
El resto, todo lo demás, incluyendo las “estrategias de promoción” huecas, banales y artificiales y el ruido de fondo, orquestado por los intransigentes de turno, sobra. Ahora más que nunca.
© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2016-2021
© 2021 Lucasfilm Ltd, Allison Shearmur Productions & Walt Disney Studios Motion Pictures.
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Rogue One: A Star Wars Story promotional picture © Lucasfilm Ltd & ™. All rights reserved. Photo by Jonathan Olley & Leah Evans

Imagen 1: Rogue One: A Star Wars Story. Felicity Jones (Jyn Erso). Behind the Scenes on set during production. Footage Frame © Lucasfilm LFL 2021.

Imagen 2: Rogue One: A Star Wars Story. Felicity Jones (Jyn Erso) and Diego Luna (Cassian Andor). Behind the Scenes on set during production. Footage Frame © Lucasfilm LFL 2021.

Imagen 3: Rogue One: A Star Wars Story. Felicity Jones (Jyn Erso). Behind the Scenes on set during production. Footage Frame © Lucasfilm LFL 2021

Imagen 4: Rogue One: A Star Wars Story. Ben Mendelsohn (Director Krennic). Behind the Scenes on set during production. Footage Frame © Lucasfilm LFL 2021.

Imagen 5: Rogue One: A Star Wars Story. Director Gareth Edwards filming Diego Luna (Cassian Andor). Behind the Scenes on set during production. Footage Frame © Lucasfilm LFL 2021.

Imagen 6: Rogue One: A Star Wars Story. Donnie Yen (Chirrut Imwe). Behind the Scenes on set during production. Footage Frame © Lucasfilm LFL 2021.

Imagen 7: Rogue One: A Star Wars Story. Forest Whitaker (Saw Gerrera). Behind the Scenes on set during production. Footage Frame © Lucasfilm LFL 2021.

Imagen 8: Rogue One: A Star Wars Story. Felicity Jones (Jyn Erso). Behind the Scenes on set during production. Footage Frame © Lucasfilm LFL 2021.

Imagen 9: Rogue One: A Star Wars Story. Diego Luna (Cassian Andor) and K-2SO (Alan Wray Tudyk). Behind the Scenes on set during production. Footage Frame © Lucasfilm LFL 2021.

Imagen 10: Rogue One: A Star Wars Story. Diego Luna (Cassian Andor); Felicity Jones (Jyn Erso); Riz Ahmed (Bodhi Rook); Jiang Wen (Baze Malbus) and Donnie Yen (Chirrut Îmwe). Behind the Scenes on set during production. Footage Frame © Lucasfilm LFL 2021.

Poster: Rogue One: A Star Wars Story © Lucasfilm LFL 2021.