Imágenes, volúmenes y, además, palabras

4 marzo, 2022

Imágenes, volúmenes y, además, palabras

4 marzo, 2022

The Batman (Matt Reeves, 2022)

The Batman (Matt Reeves, 2022)

Desde que leí por primera vez la historia de Bruce Wayne, sobre todo la forma en la que sus padres, Thomas y Martha, fueron asesinados delante de sus ojos, he tratado de asimilar lo que una pérdida de esa magnitud supondría para una persona. Hoy en día, sigo sin saber cómo poder hacerlo sin perder, por el camino, buena parte de la cordura y la razón por la que se rigen mis actos.

Ni tan siquiera imaginarlo se me antoja sencillo, más si pienso que todo aquello pasó siendo Bruce un niño, quien, de la noche a la mañana, se vio privado del calor de sus progenitores. Además, como resultado de su pérdida, quedó atrapado entre el legado de su familia, simbolizado en la enorme y opresiva mansión en la que vivía, bajo los cuidados del atento, pero áspero, y resolutivo Alfred Pennyworth.

Con tal escenario, no es de extrañar que aquel niño al que le daban miedo la oscuridad y los espacios cerrados, además del incesante murmullo producido por las alas de los murciélagos que pululaban dentro de las mismas entrañas de Wayne Manor, entendiera que ese mismo sentimiento podría ayudarle a desentrañar los acontecimientos que derivaron en la muerte de sus padres.

Esto, por otra parte, explicaría su gusto por la soledad, el silencio y la introspección, en detrimento de unas relaciones sociales y humanas que perecieron la misma noche que su vida cambió. ¿Y dónde quedaría su imagen de insaciable millonario y playboy de la que tanto se ha llegado a hablar? En ningún sitio, dado que en su psique sólo ha habido espacio para un pensamiento, un único y claro pensamiento. Y no para abordar ninguna de esas frivolidades, tan mundanas como innecesarias.

Bruce Wayne es, entonces y ahora, un hombre con una misión, con un propósito en su vida. No se puede defender a los inocentes -a quienes están a expensas de los que se aprovechan de los resortes por los que se rige nuestra sociedad para manipularlos a su conveniencia, junto con toda la basura que prolifera a su alrededor- sin emplearse a fondo, día y noche, sin importar el mes, el año, ni el sacrificio que esto conlleve.

Bruce Wayne sabe que su impronta -siniestra, pesada, perturbadora, creada para infundir el mismo miedo que atenazó sus músculos al caer dentro de una gruta, siendo todavía un niño- no se puede comparar con la silueta de Temis, diosa preolímpica que representa la justicia y la equidad. Esta suele aparecer sujetando una balanza y una espada, en la mayoría de las ocasiones con los ojos vendados.

El alter ego de Bruce Wayne, aquel ser que gusta de vivir en las sombras de una ciudad en perpetuas tinieblas, lleva sus ojos bien abiertos, siempre dispuestos a no dejar pasar nada de lo que sucede a su alrededor, ni mucho menos, la corrupción que parece no tener freno. Él tiene su propia forma de concebir la justicia y de interpretar la ley, algo que lo sitúa frente a quienes han jurado defenderla, luego de recibir su placa y su número de identificación.

Solamente el teniente James Gordon, un agente de ley, cuando esta se escribe con mayúsculas, es capaz de ver lo que se esconde tras la sombra que proyecta el murciélago antropomórfico del que se vale Bruce Wayne para infundir pavor y encontrar esa venganza que le reclama a un mundo que le privó de lo que más quería.

Puede que sus padres no estuvieran muy de acuerdo, de estar vivos… Hay que recordar que su progenitor fue capaz de respetar su juramente hipocrático para salvar a un cabestro megalomaníaco como lo era Carmine Falcone, en vez de permitir que la naturaleza siguiera su curso y diera por los zanjados los desmanes del kingpin de Gotham City.

Es muy probable que Thomas Wayne le recordara a su hijo que ser un Wayne tiene un precio, y que Gotham City, aquella ciudad que gusta de devorar cualquier atisbo de humanidad entre sus sombras, merece cualquier esfuerzo por salvarla, sin importar lo que haya que pagar como resultado.

Por eso, de tanto en tanto, Bruce Wayne es capaz de abandonar su personal aislamiento para asistir a uno de los muchos funerales que se celebran en aquel escenario. Y más, si uno de sus “protagonistas” es un niño que acaba de perder a su padre. Poco importa que el progenitor en cuestión fuera un indeseable que, al revés de lo que sucede con James Gordon, emponzoña, envenena y denigra todo aquello que cae en sus manos con tal de perpetuarse en el poder. Bruce Wayne sabe por lo que está pasando aquel niño, de la misma forma que sabe por lo que pasó él, décadas atrás, y no le gusta percibir ese sentimiento en los ojos de nadie.  

Entiende que ese niño es a quien debe proteger, a toda costa, aunque esto suponga exponer su misma identidad civil para salvarlo, llegado el caso. En realidad, poco importa lo que haga, o si alguien repara en la “valentía” del billonario. Todos piensan que Bruce Wayne es un ser extraño, esquivo y poco dado a la socialización. Gotham City se encarga de desfigurar cualquier acto, de manipularlo y desenfocarlo como cuando, al otro lado del espejo del que se vale Bruce Wayne para analizar su realidad, se refleja la imagen de Selina Kyle.

En el caso de esta última, su felina y sinuosa figura, cubierta por el atuendo resplandeciente con el que disfraza su personalidad mientras se encuentra sumida en el laberinto que construyera otro personaje amoral como lo es el “Pingüino” -un ser grotesco, desmedido y sanguinario-, supone la herramienta de la que se vale para buscar la retribución por lo que le sucedió a su madre, además de tratar de salvar a quienes no poseen su férrea voluntad.

Selina, al igual que Bruce, interpreta la ley según sus propios principios. No olvida a quienes la rodean, pero tampoco repara en que sus actos no están en conjunción con la forma en la que, en nuestra sociedad, se articulan las relaciones humanas. Esto, por otra parte, es solamente una forma de sobrevivir, de no dejarse engullir por esas mismas sombras de las que se valen algunos para imponer su voluntad, sus desmanes y su insaciable sociopatía, y que corrompen hasta la última pulgada de aquel paraje, oscuro e implacablemente castigado por una lluvia que solo sirve para enfangarlo todo hasta la misma nausea.

Lo único que los diferencia es la querencia del primero para con aquel emplazamiento geográfico, querencia que la fémina no comparte en absoluto y que termina por hacerlos antagonistas, por lo menos en cuanto a la forma de abordar la resolución de los problemas a los que se deben enfrentar.

Visto todo lo anterior, uno tiene la sensación de que los caprichosos dioses del Olimpo crearon aquel escenario para demostrarle al ser humano su auténtica fragilidad, sobre todo cuando esta se ve expuesta a los delirios paranoicos de un bufón, empeñado en ocupar un reglón en los libros de historia, con un enfermizo gusto por los acertijos. Para él y sus mediáticos y globales seguidores, ir llenando de sangre y de destrucción unas calles de por sí tintadas por la muerte de quienes, antes que ellos, cometieron el “pecado” de vivir en aquella ciudad, es solo una muestra de su torticero y demencial planteamiento.

Y todo en medio de un tablero de juego que parece esculpido por el mismísimo doctor Galigari, con el desestabilizado contraste entre la cordura y la locura, la percepción subjetiva de la realidad, y la dualidad de la naturaleza humana, en especial cuando busca un asidero para explicar lo que solo puede asociarse a la demencia en su estado más puro.

Quizás, todo ese escenario oscuro y retorcido -con formas puntiagudas, líneas oblicuas y estructuras y ambientes que se inclinan y giran en ángulos distorsionados por el efecto del agua al caer sobre ellas- solo represente una realidad que, en Gotham City, tiempo atrás quedó al descubierto. En el resto del mundo, no obstante, aún persiste el engaño de entender la realidad de otra manera.

Y quizás, solo quizás, no haya sitio en Gotham City para ningún “Caballero Oscuro”, sino para la reencarnación del clásico e implacable espíritu de la venganza… Representado en su versión original en la figura de Tisífone, una de las tres Erinias o Furias, en esta historia que nos ocupa tendría la impronta de un enorme, implacable y aterrador murciélago: The Batman.

© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2022.

The Batman © and ™ 2022 DC Comics, Inc. © and ™2022. Warner Media, LLC. All Rights Reserved. All trademarks are the property of their respective owners.

Batman es una creación de Robert “Bob” Kane (1915-1998) y Milton “Bill” Finger (1914-1974)   

The Batman IM1: Poster finlandés, previo al estreno oficial de la película. The Batman © and ™ 2022 DC Comics, Inc. © and ™2022. Warner Media, LLC. All Rights Reserved. All trademarks are the property of their respective owners.

The Batman IM2: Poster The Batman. The Batman © and ™ 2022 DC Comics, Inc. © and ™2022. Warner Media, LLC. All Rights Reserved. All trademarks are the property of their respective owners.

The Batman IM3: Poster Selina Kyle. The Batman © and ™ 2022 DC Comics, Inc. © and ™2022. Warner Media, LLC. All Rights Reserved. All trademarks are the property of their respective owners.

The Batman IM4: Poster The Batman & Selina Kyle. The Batman © and ™ 2022 DC Comics, Inc. © and ™2022. Warner Media, LLC. All Rights Reserved. All trademarks are the property of their respective owners.

The Batman IM5: Poster The Riddler. The Batman © and ™ 2022 DC Comics, Inc. © and ™2022. Warner Media, LLC. All Rights Reserved. All trademarks are the property of their respective owners.

The Batman IM6: Poster finlandés definitivo para el estreno oficial de la película. The Batman © and ™ 2022 DC Comics, Inc. © and ™2022. Warner Media, LLC. All Rights Reserved. All trademarks are the property of their respective owners.

The Batman IM7: Bruce Wayne (Robert Douglas Thomas Pattinson) en una imagen de la película The Batman. The Batman © and ™ 2022 DC Comics, Inc. © and ™2022. Warner Media, LLC. All Rights Reserved. All trademarks are the property of their respective owners.

The Batman IM8: Selina Kyle (Zoë Isabella Kravitz) y The Batman (Robert Douglas Thomas Pattinson) en una imagen de la película The Batman. The Batman © and ™ 2022 DC Comics, Inc. © and ™2022. Warner Media, LLC. All Rights Reserved. All trademarks are the property of their respective owners.

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